miércoles, 17 de noviembre de 2010

4.4 DOMINIO DEL PANICO ESCENICO.

DOMINIO DEL PANICO ESCENICO.

El bloqueo es un mecanismo de defensa ante una situación extraña, ante un clima adverso; es una relación síquica provocada por el temor a que, descubrimiento nuestro interior, se rompa la imagen que creemos o que queremos dar; el bloqueo es también un agarrotamiento físico provocado por el miedo de que se pierda el control sobre uno mismo.
El bloqueo es una manera inconsciente de impedir que se descubra la intimidad de nuestro mundo interior; es una forma de incontrolada de evitar que se pongan en evidencia nuestras limitaciones y nuestros defectos.
El bloqueo es una censura originada por el miedo a que el inconsciente se posesione del sujeto y acabe por desposeerlo de su consciente; es la relación sicosomática originada por el miedo a que la razón sea incapaz de coordinar la totalidad de sus elementos aparentemente heterogéneos surgidos del inconsciente.

¿CUALES SON LAS ESTRATEGIAS MAS ELEMENTALES PARA ROMPER EL BLOQUEO?
Proponemos dos formulas opuestas y complementarias que hemos de desarrollar mediante el adecuando adiestramiento del conocimiento propio que abarca la autoestima y la humildad. Hemos de lograr este conocimiento examinando, tanto nuestra propia percepción, como la percepción que los oyentes tienen de nosotros.

La autoestima.
La personalidad, la madurez – el vir bonus de Quintiliano- la construimos conociendo y valorando las propias cualidades físicas y mentales, las materiales y las espirituales. Para hablar con fluidez y con poder de convicción el orador ha de poseer un suficiente grado de autoestima y de autoconfianza, que no es lo mismo que autosatisfacción o autocomplacencia que conduce al autobombo. Una cosa es sentirse a gusto  consigo mismo y otra muy diferente presumir y lardear.

La humildad.
Consiste en el reconocimiento sereno de las propias limitaciones. Este conocimiento de las cualidades y de los defectos constituye la fórmula más adecuada para lograr el control de la propia ansiedad, la confianza en sí mismo y la capacidad para hacer  frente al estrés. Esta aceptación de la propia personalidad es el camino para despertar confianza  y para infundir respeto en los oyentes.
Advertimos que, cuando hablamos de expresión no queremos decir que debamos dar rienda suelta a nuestros sentimientos y dejar al descubierto todas nuestras intimidades, sino que nos referimos a la capacidad de expresar de manera controlada nuestros propios sentimientos del modo más adecuado y más eficaz, posibilitando la aceptación de los mensajes que pretendamos transmitir.
Creo que el término que mejor resume las anteriores ideas es el de madurez, la palabra con la que tradicionalmente se ha designado el equilibrio y el dominio emocionales. Hoy se habla de la inteligencia emocional. 

(JOSÉ ANTONIO HERNÁNDEZ GUERRERO Y MARÍA DEL CARMEN GARCÍA TEJERA 2004)

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